De
Juan José Romero M-E.
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EL SUPOSITORIO
(Sonetillo jocoso)
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¡ Pasan años sin parar !…
Socio ya de ambulatorios
sin recambios ni accesorios
y lumbalgias para dar,
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si he de echar a caminar,
es ya sabido y notorio,
me enchufo el supositorio
por lo que pueda pasar.
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Nunca leo el envoltorio,
ya que el texto es irrisorio,
basta saber enhebrar
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con pulso el hilo en la aguja
y eso lo hago cual maruja
y nunca suelo fallar.
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Juan José Romero M-E.
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ResponderEliminarBueno, no sé si todavía recetan supositorios en los ambulatorios, ¿supongo que sí? aunque no tengo yo de niño un recuerdo muy grato de este producto elaborado para el multiuso de curaciones, -si se me permite la expresión en el más respetuoso y grato sentido de la palabra-.
ResponderEliminarDe todos modos pienso, que si ya ese medicamento fue útil desde su nacimiento en el laboratorio para catarros, resfriados y lumbalgias, no habría que desdeñarlo, peores son los sinsabores y esos continuos y agresivos ataques que tanto dañan y siguen dañando la propia integridad física y moral de nuestras vidas.
Un poema jocoso, ¡cierto! con versos muy elocuentes, Terly.
¡Te felicito amigo! Un abrazo poeta.
Nota: Bueno, he borrado el otro comentario porque lo envié con erratas y me comí alguna que otra letra, aunque el contenido y significado sigue siendo el mismo.
Querido amigo Juan:
ResponderEliminarLlegados a cierta edad, lo dolores van apareciendo como goteras en una casa vieja. Aunque el sonetillo es jocoso, realmente de broma no tiene nada, los que padecemos fuertes lumbalgias sabemos lo mucho que nos limita la vida, pero ¡qué sería de nosotros si no nos lo tomasen a chirigota!...
Gracias, amigo, por estar siempre cerca.
Un fuerte abrazo.