lunes, 22 de marzo de 2010

TUS OJOS

De
Juan José Romero M-E.
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TUS OJOS
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Tus ojos, niña, me ciegan
cuando me miran así,
luceros de media noche
con perfumes de jazmín,
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sonata de bellas notas
bajo oscuro cielo añil,
emitidas por las aguas
de la fuente en mi jardín;
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y si los baña de plata
la blanca luna de Abril...
reflejos de luz divina
¡Ay!... me parecen a mí
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Juan José Romero M-E.
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lunes, 15 de marzo de 2010

MUERTE Y MUERTE

De
Juan José Romero M-E.
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MUERTE Y MUERTE
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Vive el tendido un silencio expectante.
La arena, toda, brilla más que el oro,
Lanza el morlaco ya un bramar sonoro
para anunciar su muerte, desafiante.
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Ha llegado el momento, es ya el instante,
el clarín y el timbal suenan a coro,
cuadrados ya los remos, con decoro,
el bravo queda inmóvil y jadeante.
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Echando la muleta hacia adelante,
estático, el maestro recibe al toro,
clavándole un estoque fulminante,
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y al tiempo que es corneado, por su arrojo,
bramidos y ayes fúndense asonantes
tornándose la arena en el Mar Rojo.
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Juan José Romero M-E.
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lunes, 8 de marzo de 2010

SECRETOS DEL MAR

De
Juan José Romero M-E.
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SECRETOS DEL MAR
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Sobre el brillo chispeante de tus aguas,
navegando va perdida la mirada,
¡oh mar brava, hoy azul, dulce y serena ¡
te contemplo sentado en mi atalaya.
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Tus olas incansables van y vienen,
tejiendo de manera acompasada
secretos urdidos sobre la arena
que fueron arrancados de tus entrañas.
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¡Quién de tal suerte pudiera leerlos!
¡Quién tu clave supiera interpretarla ¡
¡Ay!, poder conocer así los misterios
que encierras bajo capa y mil espadas.
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Juan José Romero M-E.
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lunes, 1 de marzo de 2010

VIEJO PESCADOR

De
Juan José Romero M-E.
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VIEJO PESCADOR
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Fruncidos tus ojos, viejo lobo
y con las mirada cansada de otear
los lejanos horizontes marinos,
con tu piel curtida por el yodo
y por los vientos que envuelven tu navío…
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La barba canosa y agitada
por la furia de violentas tempestades,
da fe de haber cruzado los mares
en dramáticas noches huracanadas
en las que la vida nada vale.
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Tu gesto serio, rígido, cansado,
refleja la dureza de tu vida,
el rostro marchito y arrugado,
la piel deteriorada y envejecida,
son compendio visible de tu pasado.
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Como el clásico y tópico pirata,
te has convertido en huraño marinero
que enamorado de la mar desprecia
de la tierra al hombre postinero
y a esta falsa sociedad ingrata.
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Ya olvidado del temporal hiriente,
ya en tu rostro la alegría reflejada,
tu arribada a puerto es celebrada
al consignar con tus redes sobre el muelle
amor, pan y bienestar para tu gente.
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Juan José Romero M-E.
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