miércoles, 10 de abril de 2013

SOBRE MI BLANCO PAPEL, EL MAR NEGRO

Autor:
Juan José Romero M-E.
 
 
 
 
 
SOBRE MI BLANCO PAPEL, EL MAR NEGRO

 
He atado un verde lazo a mi tristeza,
he pintado mis penas de colores,
colgado en una percha mis dolores
embriagándome a base de cerveza.

 
He gozado de nuevo la belleza
del campo, sus riachuelos y sus flores,
convertido en cenizas mis errores
fundiéndolos en fuego de pureza.

He vestido mi traje de alegría,
del mundo he disfrutado sus amores,
convertido la noche en luz del día.
 
De repente han surgido mil fulgores,
al ruido de un gran trueno he despertado;
la tinta en mi cuartilla he derramado...
 
Juan José Romero M-E.

viernes, 1 de febrero de 2013

INSOMNIO

Autor:
Juan José Romero M-E.
 
 
 
 


INSOMNIO
(A mi fiel e inseparable lumbalgia).

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Un "tic tac" en la noche muerta.
El reloj prisionero de su esfera.
Sin piedad, aunque lenta,
la inmensa sombra avanza.

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Me hiere sin clemencia
el fiero monopolio de la noche
que secciona y derriba
el elevado árbol de mis pensamientos.

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La tenue luz de un viejo farol
se hace fulgor en el cristal de mi ventana
y taladra implacable mis retinas
para fulminar carda uno de mis sueños.

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Vencido, me deslizo por el abajadero
del más tenaz y acibarado dolor
y me hundo en las inmundas aguas
de un abismal y oscuro pozo.

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¡Estalla el polvorín de luz y griterío
que se apodera de mi triste estancia!…
Otra hoja arrancada
a esta mísera flor sin primavera..

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Juan José Romero M-E.
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jueves, 24 de enero de 2013

QUERIDO PAPÁ...

 Juan José Romero M-E.
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QUERIDO PAPÁ....
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De Julio, un deslumbrante y claro día
que el sol brillaba fuerte en lo más alto,
el inmenso calor licuó el asfalto
y en él quedó cautiva mi alegría.
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Una noticia por mí no esperada,
su zarpa me clavó en lo más profundo,
hizo que sobre mí cayera el mundo
y dejó mi alma triste, desolada.
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-Ha tenido tu padre un accidente
y en coma se encuentra hospitalizado,
a tu madre, un milagro la ha salvado
según comunicado de un agente-
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Queriendo estar en mí, pues no lo estaba,
temblando de los pies a la cabeza,
me puse en carretera con presteza,
con fuego en mi interior que me quemaba.
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Muy veloz transcurría el lento tiempo,
aquel que en ocasiones no pasara,
hizo que la distancia se alargara
para aumentar mi enorme sufrimiento.
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Ya, junto a ti, junto a tu triste lecho,
tras de tomar tu mano y de besarla,
después de suavemente acariciarla
mil “te quiero” salieron de mi pecho.
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Cuántos “te quiero” ¡cáspita! callamos
para decirlos un poco más tarde,
mas la vida es un seco leño que arde;
se extingue cuando menos lo esperamos.
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Te fuiste cuando yo aún tenía
alta necesidad de tu consejo,
hoy, queriendo traspasar mi propio espejo,
trato de recordar cuanto decías.
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Sé que mi pensamiento es cristalino,
no me ahoga ni me mata la tristeza,
sé del fondo de mi alma, con certeza,
me estarás esperándo en el camino.
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Juan Joé Romero M-E.