SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA MONTAÑA

De
Juan José Romero M-E.
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SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA MONTAÑA

(Patrona de Cáceres)

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Un camino de piedras, polvoriento,

encinas y olivares me acompañan,

con paso lento subo a la montaña

dejando en vuelo libre el pensamiento.

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Del Santuario, (en la cima su aposento),

ciega su blanca luz si el sol lo baña,

bajo él una cueva, en sus entrañas,

guardando ¡sabe Dios! cuantos secretos.

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Devotos de rodillas la acompañan

con la vista clavada en su figura;

¡Es la santa Virgen de la Montaña!...

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del Cáceres que me ofreció su cuna;

amada ciudad de la Extremadura

que de historia colmó el vaso de España.

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Juan José Romero M-E.

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HACIA EL FINAL DE LA TARDE

De

Juan José Romero M-E.

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HACIA EL FINAL DE LA TARDE

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Cerrándoseme va el poniente

tras finos cendales de oro viejo

y una deleitosa sinfonía,

dulce y serena,

emerge de las aguas del regato

alegrando el declinar

de esta tarde campesina.

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Bajo un tímido olor a juncos,

el humedal queda en silencio.

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Allá, hacia un vetusto árbol,

huyen asustados los pardales,

sin que mi apacible pisada

impida en la escapada su temor.

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Un asno mirando al cielo,

lanza al aire sus rebuznos;

tristes lamentos de que a él

también se le escapa el día.

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Mientras la luz del valle

apagando va su brillo,

el añil se mancha ya de Venus

declarando solemnemente

el final inevitable de la tarde.
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Juan José Romero M-E.

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AL ALBOR

De
Juan José Romero M-E.
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AL ALBOR

Silencio ... mudo silencio ...
tan sólo un despertador
que implacable marca el tiempo
su "tic-tac" perturbador.

Pajarillos bajo el cielo,
en el cielo resplandor,
sobre tus labios, los míos
para beber de tu amor.

Luz que ciega, tu mirada,
mezcla de azul y candor,
en tu hogar, mi verde rama
chisporretea al albor.

El gallo cantó seis veces,
del viento nació una flor
que acariciando mi rostro
su fragancia me embriagó.
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Juan José Romero M-E.

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